26.10.09

COMPAÑERO, JUAN NEGRÍN


Hay demasiados olvidos.
Demasiadas piedras ocultas,
demasiados caminos por volver a andar,
para acordarnos,
para no quedarnos solos
Así empezaba un poema que se leyó en el acto de reincorporación de ayer, en el se devolvía el canet del PSOE a Juan Negrín López y a 35 militantes más. Sus familias aparecen en la foto del blog de Leire Pajin, sosteniendo el rojo carnet.
"Yo soñé con este momento", confesó ayer Alfonso Guerra, presidente de la fundación Pablo Iglesias. "Son 63 años los que el PSOE ha tardado en "rectificar". "El partido se equivocó y hoy tiene la grandeza de reconocerlo".
Juan Negrín, médico y profesor de fisiología, abandonó la investigación para dedicarse a la política en 1929. Maestro de Severo Ochoa, Negrín fue un intelectual, que hablaba varias lenguas Ministro de Hacienda, tras la dimisión de Largo Caballero el 17 de mayo de 1937, fue nombrado Presidente de Gobierno por el Presidente de la República Manuel Azaña.
Al final de la guerra se instaló en Francia, de donde se trasladó a Londres, y continuó presidiendo el Gobierno de la República en exilio hasta 1945. Más tarde, terminada la Guerra Mundial, se marchó a México y sus divergencias con Indalecio Prieto y Diego Martínez Barrio provocaron su dimisión ante las Cortes en el exilio. Negrín y 35 socialistas más fueron expulsados del PSOE el 23 de abril de 1946. El dirigente republicano más controvertido murió hace 52 años en París, dejando a medias unas memorias iniciadas muchos años atrás, y decenas de documentos que desmontaban las leyendas negras, que vencedores y vencidos habían vertido sobre él y que provocaron su expulsión del partido.
El grupo de expulsados de 1946, entre ellos, Julio Álvarez del Vayo, Ramón Lamoneda o Max Aub, además de Negrín, fueron rehabilitados simbólicamente en el Congreso Federal socialista de 2008.
Leo en un reportaje de El País "En su archivo que custodia su nieta Carmen Negrín hay documentos que prueban que el envío del oro de la República a Moscú no fue un capricho de Negrín para complacer a los rusos, como le acusó un sector del partido socialista, sino una decisión del Consejo de Ministros del 6 de octubre de 1936. O que aquel esfuerzo titánico, nunca comprendido por su ministro de Defensa, Indalecio Prieto, de resistir hasta el final de la guerra, obedecía a la información que le transmitían desde Alemania antiguos compañeros de estudios sobre la inminencia de una Segunda Guerra Mundial y su convencimiento de que, en esa lucha de las democracias contra el fascismo, las potencias que no habían querido ayudarle a luchar contra Franco, convertidas en aliadas, les harían vencedores" Lo firma Natalia Junquera y se llama "La última palabra de Juan Negrín"
Aquí lo podéis leer completo
Pero esta misma periodista firma otro artículo en el que explica el acto de ayer que titula así : Carmen Negrín: "No sé si hoy mi abuelo habría aceptado el carné..."y después en letras pequeñas subtitula: El PSOE rehabilita al último jefe de Gobierno de la República.
De este mismo acto habla Público en un artículo que firma Juanma Romero, cuyo título es:
Juan Negrín recupera su carné. Y subtitula igual: El PSOE rehabilita al último presidente del Gobierno de la Segunda República.
He leído también la entrada del blog de Leire, he visto fotos y la emoción del reencuentro. En ningún momento la esencia del acto es la frase que señala el País en su titular. Agradezco, sin embargo, la opinión sesgada que hay detrás, la ironía y el desprecio, que demuestra al decir que parecía una entrega de premios, porque puedo comparararlo con Público, que transmite la emoción del acto al decir que la voz de su nieta lloraba"Este homenaje a mi abuelo es el resultado de muchos años de lucha, de conocer, de explicar. Hasta ahora, había pesado sobre él un velo, una leyenda negra".
Comparar ambos artículos, me servirá para explicar en clase cómo se puede informar de un hecho o interpretarlo desde la parcialidad, el subjetivismo y la manipulación. Y que ese es uno de los problemas de la prensa.
Leed y juzgad.
¡Bienvenidos compañeros, bienvenido, Juan Negrín!

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