14.12.09

LA PUBLICIDAD

La publicidad está instalada en nuestras vidas y parece que domina al pensamiento. La razón se diluye en las mentiras publicitarias y pese a que sabemos que son mentiras actuamos como si nos las creyéramos.

¿Qué por qué hablamos de publicidad en un blog político? Porque estamos hartos de ver cómo se publicitan y cómo se ocultan los hechos, las actitudes y los mensjajes. Dinero para publicitar las subvenciones que se quiere restar de las propias subvenciones, dinero para publicitar a políticos que visitan a viejecitas, pasean por el campo, se van de viaje o suben en coche, dinero que convierte la política en prensa rosa. Y mientras tanto no hay dinero para solucionar los problemas de los ciudadanos y ciudadanas (ver entrada del día 12"Dónde se pone en dinero").

Cuando leí la reflexión sobre la publicidad de Rafa Rivera, vecino de Godella, en el Levante del día 12, pensé que era interesante transcribirla. Ya que el sustrato (lo que hay debajo) de vender una máquina de café, es a veces, por desgracia, el mismo que se utiliza para "vender" a un político.

Por eso es tan importante Internet para un partido como el nuestro. Depende de nuestro esfuerzo, de nuestro trabajo diario haciendo un blog, en Facebook, Twitter,blogosfera progresista, vamos, en las redes sociales. Comunicamos lo que hacemos sin dinero y además, conocemos y nos comunicamos con otras personas que nos ofrecen su manera de mirar. Aprendemos cada día.

¿Cómo no apoyar y estar presentes en iniciativas que culminan en la manifestación contra la corrupción en Valencia?"Contra la corrupció, Camps dimissió"

Los grupos en Internet se multiplican y se publicitan ideas. Una publicidad diferente en la que participa la ciudadanía, porque se entera.

Este es el artículo de Rafa Rivera:

"Dicen que la publicidad es imprescindible en nuestra sociedad, aunque todos reconocen que tiene algo de engaño en sus mensajes, a pesar de los controles. Es sabido, que las frases seleccionadas, los mensajes rebuscados y ocurrentes, no son verdad. Que el artista de moda no bebe en realidad el café que anuncia, tal vez ni le gusta el café, y que el deportista de élite no tiene ni la menor idea de cómo funciona la compañía de seguros a la que presta su imagen, por una módica cantidad, repitiendo con cierta torpeza frases que pretenden convencernos. Incluso la iglesia católica, quién se lo iba a decir, hace publicidad de conciencias poniendo por delante imágenes piadosas y escondiendo debajo de la alfombra los abusos, el anacronismo y la intolerancia con la que pretenden seguir atándonos por los siglos de los siglos.

Ya digo, casi siempre mentiras, y delante de todo el mundo sin que nadie pestañee. Pero la publicidad sigue ahí, metida en nuestras vidas; en las casas, las calles, los periódicos, incluso en nuestro teléfono móvil. Por no hablar de la playa, mientras tratamos de relajarnos, una avioneta casi nos ordena, con su cola serpenteante, que tomemos este o aquel arroz sin ni siquiera dar una razón; da lo mismo, la explicación no sería verdad. Pero no pasa nada, estamos acostumbrados a que nos mientan y vivimos tan tranquilos.

Pero, ya que nos mienten, háganlo con gracia. Y evítennos cosas tan patéticas como ver a Bud Spencer repartiendo mamporros sin ton ni son, porque no funciona un cajero automático. En medio minuto vulnera varias leyes, abuso de poder, violencia gratuita, maltrato al ciudadano. O la ocurrencia de anunciar la hamburguesa más pija, increíble, con una pareja de jóvenes hablando gangoso, más simples que un tubo, y con el suéter color pastel anudado al cuello. O aquello de caricaturizar al movimiento hippie, convirtiéndolo en algo bobalicón, que sueña con llevar al salón la cadena de pago por excelencia.

Ya ven, nos roban esos minutos que creíamos nuestros, para ofrecernos imágenes torpes o la fantasía estúpida de pensar que, si hacemos caso, seremos guapísimos, esculturales, irresistibles o ricos. Ahora, cuando se retire la publicidad de la tele pública, recuperaremos muchos minutos de nuestra vida. Seremos ricos de verdad, pero en minutos. ¿Qué haremos con ellos? "

Digo yo, podíamos dedicarlos a defender nuestra manera de entender el mundo, a organizarnos y a hacer política, liberados de la sinrazón publicitaria.

2 comentarios:

  1. Quan desapareix de la política el debat d'idees, les propostes i el treball, tot ho ocupa la publicitat, filla de l'engany, l'apariència i les mitges veritats.

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  2. D'acord, Alcalde i si la difació es publicita...Ja està bé!

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